Hablar de teorías conspirativas es adentrarnos en los amplios terrenos de la mente y la imaginación humana, su necesidad y su capacidad para satisfacer el instinto primitivo de entender y controlar todo lo que nos rodea.
Si bien la historia nos ha demostrado una y otra vez que uno de los principales motores del ser humano es su ambición de poder, que la mente humana es corrupta y perturbadora por naturaleza, y que su necesidad de satisfacer sus deseos no tiene límites; también lo es que, cuando nos enfrentamos a lo desconocido, nuestra mente curiosa se activa y revoluciona a mil por hora, empezando a buscar, observar, analizar, deducir, asumir y elaborar teorías que nos ayuden a calmar esa ansiedad por perder el control de lo que sucede o por enfrentamos a cambios radicales en situaciones críticas, como una guerra o una pandemia.
Cuando hacemos cara a lo deconocido entramos en un estado de alerta provocado por el miedo, esta emoción está directamente ligada al instinto de supervivencia, es lo que nos permite reaccionar a los cambios súbitos que amenazan o ponen en riesgo nuestra integridad o nuestra existencia.
Karen Douglas, psicóloga social de la Universidad Kent en Reino Unido, se especializa en observar y comprender los fenómenos ocasionados por complots y teorías conspirativas. Una de sus más recientes investigaciones la centró en una de las peores pandemias que ha padecido la sociedad actual, y no precisamente es la sanitaria que se originó con la aparición del COVID-19, sino la marejada interminable de fake news que se produjo con su llegada.
La pregunta es ¿por qué el humano inventa, promueve y viraliza estas teorías, propagandas y desinformación desmedida? La respuesta es por la sensación que produce creer que tenemos información confidencial, prohibida o reservada, que nos lleva a una falsa seguridad de recobrar el control durante la crisis o el poder sobre aquello que nos altera, que no entendemos, así esto afecte o perjudique la labor para combatir y erradicar la fuente que nos causa este desequilibrio.
Douglas comentó: "La gente se siente atraída por las conspiraciones porque prometen satisfacer ciertas motivaciones psicológicas que son importantes. Las principales son dominar los hechos, tener autonomía sobre el bienestar propio y una sensación de control".
Estas teorías van desde creer que el COVID-19 no existe, que es un arma biológica de los gobiernos, un plan para robarle a los enfermos el líquido sinovial y hacer sueros de inmortalidad para millonarios, un plan ultrasecreto para controlar la sobrepoblación, incluso parte de una reconfiguración social. Y así como se han creado teorías conspirativas acerca del virus, su origen y su objetivo, unas absurdas y otras no tanto, también han aparecido un sinfin de rumores acerca de curas milagrosas (cloro diluido, consumir ciertos alimentos o medicamentos, dejar de usar dispositivos electrónicos), así como del efecto que las diferentes vacunas causarán, desde la manipulación mental hasta una esterilización global para tener el control de población mundial.
Graham Brookie, director del Laboratorio de Investigación Forense Digital de Atlantic Council, declaró que "hemos enfrentado pandemias antes, pero no habíamos enfrentado una pandemia en una era en las que los humanos estuvieran tan conectados y tuvieran tanto acceso a la información como ahora, ves que el espacio se inunda, la ansiedad es viral y todos la sentimos a escala".
Esta falsa información nace de la ignorancia, de la falta de control sobre lo incierto, estas conductas se presentan en cualquier estrato económico, político, religioso o social, podemos observar gobiernos que quisieron encubrir sus errores o malas decisiones, mandatarios que afirmaron que no había de qué preocuparse, políticos que usaron la pandemia para su propio beneficio, estafadores que vendían curas milagrosas, o como el caso de las súper potencias, tanto Estados Unidos como Rusia promovieron vacunas y curas no aprobadas con tal de mantener la supremacía y rivalidad que los caracteriza.
Ya que entendimos un poco cómo funciona la mente humana ante lo desconocido, que sabemos porqué el ser humano necesita conocer, creer, asumir y difundir esta información aunque sea falsa y que nace desde nuestro instinto primitivo por tener falsas expectativas de control y poder, conozcamos las 5 principales teorías conspirativas sobre el COVID-19.
5 TEORÍAS DE CONSPIRACIÓN
1. Bill Gates y su control mundial. Esta teoría surge de un video del 2015 en el que, durante un debate sobre el tema del ébola, Bill Gates aseguró que pronto vendría una nueva enfermedad que causaría una pandemia mundial. Esta declaración no fue una profesía, mucho menos el indicador inequívoco de que el magnate de la tecnología tenía información secreta sobre la próxima pandemia. La historia ha demostrado que cada determinado tiempo la humanidad se somete a las pruebas de la naturaleza, con ser un lector curioso e interesado en la historia, es fácil decir que esta no es ni la primera, ni será la última pandemia que enfrentará la especie humana. Sin embargo, esta declaración fue suficiente para que los conspiranoicos lo tomaran como un comentario que delató que poseía información sobre el próximo virus que azotaría a la humanidad. Con esta información, Bill Gates se anticipó para empezar a desarrollar la vacuna que, además de ser necesaria para toda la población, contendría información genética y hasta un microchip que se implantaría en todos los humanos para controlarlos. Otros fanáticos de cultos y creencias religiosas relacionaron este hecho con lo descrito en el Apocalipsis sobre la llegada del Anticristo, señalando a Bill Gates como el mismo ser infernal y la vacuna (con el supuesto microchip) con la mencionada marca de la bestia, haciendo referencia a que todo aquel mortal que quisiera vivir debería tenerla. La similitud entre el texto bíblico y la teoría conspirativa de control mundial es asombrosa y podría hacer dudar a muchos, pero aún queda un punto pendiente, aunque en la actualidad los avances tecnológicos han llegado a demasiado lejos, aún no se cuenta con ningún dispositivo microscópico que garantice el control mental o sistémico de la especie, como el mencionado microchip inteligente implantado en la sangre a través de la vacuna.
2. El virus escapó de un laboratorio chino. Esta conspiración tiene el beneficio de la duda desde el punto de vista personal de quien suscribe. Siendo Wuhan, China, el epicentro de la pandemia y coincide en que es la sede del uno de los principales laboratorios en Virología que ha estudiado el SARS o coronavirus proviniente del murciélago, no es difícil llegar a una relación evidente. Shi Zhengli, reconocida viróloga de este centro, quién pasó años colectando y analizando muestras de excremento de murciélago, quién tuvo una participación importante en el control de brotes de otros coronavirus similares al COVID-19, pasó días enteros, sin descanso, revisando los registros del laboratorio para saber si algo había salido mal y el virus había salido del laboratorio. Ella reconoció que sintió alivio cuando la secuencia genética del COVID-19 salió negativa en comparación a todos los registros con los que contaba el Instituto de Virología. Sin embargo, esta duda volvió a resugir cuando, en 2020 y con la ola creciente de contagios que afectaba terriblemente a Estados Unidos, el entonces mandatario estadounidense, Donald Trump, exigió a China la indemnización económica a su país por las consecuencias que había traído la pandemia, a lo que Xi Jimping respondió que si obligaban a China a pagar esa indemnización, revelaría las pruebas y estudios que hacían los militares estadounideneses en el Instituto de Virología de Wuhan. En respuesta, Donald Trump no volvió a señalar a China como el culpable, se volcó contra la OMS (Organización Mundial de la Salud) por no haber emitido una alerta epidemiológica oportuna sobre el COVID-19, amenazó con retirar el apoyo a esta organización y así logró desviar la atención pública de las declaraciones del mandatario chino. Lo cierto es que la versión oficial de que el COVID-19 salió de un mercado de Wuhan por consumir sopa de murciélago es un tanto increíble ya que los chinos llevan centurias elaborando alimentos con esta especie.
3. EEUU usó el COVID-19 para frenar el crecimiento económico de China. Esta teoría es muy similar a la anterior, popular y que también puede parecer lógica frente a las declaraciones que realizaron cuando aún no se tenían los estudios suficientes que comprobaran la estructura genética del COVID-19. En un intento por revirar las declaraciones de Estados Unidos que señalaban a China como el culpable de la pandemia mundial, el Ministro de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, hizo una publicación en twitter en la que afirmaba: es posible que el ejercito de los Estados Unidos haya traído el virus a Wuhan. El Voice of America News publicó en respuesta: “hicieron eco de una conspiración ya rumoreada y ampliamente difundida en China, de que el personal militar estadounidense había traído el virus a China durante su participación en los Juegos Mundiales Militares de 2019 en Wuhan el octubre pasado". Esta teoría responde a varios indicadores, en primer lugar a la tensión económica que se vivía en 2019 entre China y Estados Unidos por la guerra comercial y la disputa arancelaria que beneficiaba principalmente a países de Eurpoa y América Latina, que afectaba a los empresarios y consumidores estadounidenses que pagaban los precios más altos del mercado, lo que se traducía en la pérdida de más de 35 mil millones de USD anuales. Si los países consumidores consideraban que los productos chinos eran un riesgo sanitario, buscarían la opción más segura desviando la inversión a los mercados norteamericanos. La producción nacional china se vería afectada por la contingencia sanitaria, las empresas no podrían cumplir con las altas demandas de exportación y todo este caos representaría pérdidas multimillonarias para China. Aunque los intentos de Donald Trump por culpar a China de la pandemia, buscar indemnizaciones, sanciones económicas y beneficios comerciales por su presunta responsabilidad, pueden hacer creer que esta teoría tiene sentido y que soltar el COVID-19 en China fue un intento deseperado de Estados Unidos para neutralizar a su peor amenaza económica, hay un punto que carece de lógica, es absurdo pensar que alguien que conocía el virus, su nivel de contagio y mortalidad, lo soltaría con la tranquilidad de que se mantendría contenido o que su alcance se limitaría a China o al continente asiático.
4. El COVID-19 no existe. Esta teoría es sostenida por muchos conspiranoicos famosos como David Icke y Alex Jones, fundador de InfoWars, un portal estadounidense de noticias fake que se caracteriza por "revelar" conspiraciones mundiales e información de ultra derecha. Iniciaron el rumor de que el COVID-19 en realidad no existe, que es un complot de la elite mundial para mantenernos controlados y privarnos de nuestra libertad. Todas las medidas de confinamiento son un plan maquiavélico de ciertos privilegiados para controlar a la sociedad, someterla con el miedo hacia un virus mortal, evitar el contacto humano para vigilarnos a través del monitoreo de nuestros dispositivos electrónicos, mermar nuestra independencia e individualidad con el uso de cubrebocas, mantener la supremacía económica mundial a través del sector farmacéutico y la venta de insumos sanitarios. Todos estos puntos y varios más formaban parte de esta débil teoría que hablaba de como este grupo selecto sometería a la población para su beneficio, fueron expuestos y vagamente fundamentados, sin datos contundentes que le dieran peso a sus argumentos y de una forma completamente irresponsable al exponer la salud de sus lectores al invitarlos a ignorar toda información oficial sobre el virus, las medidas médico santiarias para prevenirlo, combatirlo y erradicarlo. Sin embargo, muchos seguidores de esta fuente no solo hicieron caso a sus inverosímiles conclusiones, realizaron movimientos masivos, presenciales y virtuales, para transmitir esta información, provocando que los efectos de la pandemia se extendieran aún más en sus propias localidades y aumentando la tasa de mortalidad del virus.
5. El Gran Reinicio. Si bien es verdad que en enero del 2020, se llevó a cabo el FEM (Foro Económico Mundial) en Davos, en el que se reunió la elite financiera, política y tecnológica a nivel mundial, en el que se presentó un proyecto llamado "El Gran Reinicio" que tenía como objetivo reconstruir la economía mundial después de la pandemia, muchos conspiranoicos tomaron este proyecto como algo que ya estaba planeado, una gran cosnpiración estratégica dirigida nuevamente por este grupo selecto denominado la "elite mundial" para proponer un gobierno mundial socialista dirigido en beneficio de los poderosos capitalistas e imponiendo el autoritarismo de derecha, a través de la planeación y expansión de la pandemia de COVID-19. Todas las restricciones sanitarias tenían como fin provocar el colapso económico mundial que llevaría al mundo a aceptar esta transformación. A ciencia cierta, no se tiene el origen claro de estas teorías conspirativas, ya que los seguidores de este movimiento van desde los grupos antivacunas, famosos conspiranoicos de teorías políticas, económicas, hasta seguidores de ultra derecha e ultra izquierda. Lo cierto es que todos sus argumentos guardan una similitud impresionante con la teoría del "Nuevo Orden Mundial" expuesta en la década de los 60's, que de la misma forma fue alimentada con teorías que surgireron en el siglo XVIII, pero su esencia es la misma, la existencia de una elite que busca esclavizar a la humanidad, solo cambian algunos detalles adaptados a la época, como ahora el uso de microchips en las vacunas para convertir a las personas en seres transhumanos.
Las anteriores teorías solo son una muestra de la enciclopedia que podríamos armar si reuniéramos todos los textos conspirativos que se encuentran circulando en la red en relación al COVID-19, su origen, su objetivo y todo lo que ha desencadenado desde su aparición. Independiente a lo que el lector quiera creer y adoptar como un hecho que podría ser verídico, deberíamos reflexionar en el poder real que tenemos en la era de la competencia por la supremacía en el universo digital.
Más allá de la necesidad de controlar lo que sucede en nuestro entorno como reacción primivita ante lo incierto, el verdadero poder que deberíamos ejercer es la capacidad de discernir entre lo creíble y lo descabellado, lo coherente y lo ilógico, lo sano y lo esquizoide, desarrollar un criterio objetivo y no solo adoptar el primer juicio alterado, manipulado y sometido por el miedo emitido por alguien que carece de credibilidad y al que qureremos creerle porque aspiramos a una falsa y efímera estabilidad.
(QM)
*Nota del autor. Como dato curioso, mientras escribía mi navegador se minimizó solo por lo menos unas 6 veces y se congelaba la imagen mientras cambiaba entre las diferentes fuentes que me ayudaron a nutrir este artículo ¿Será que un espía digital estaba conectado a mi ordenador vigilando que cada palabra que escribo no altere sus planes ultrasecretos para el control o el orden mundial? Seguiremos informando si no morimos por los efectos de la vacuna, por una enfermedad súbita o por un accidente en condiciones inexplicables.