El viento soplara, tan fuerte y fugaz. El sol se ocultara por el horizonte. Las estrellas y la luna iluminaran el cielo dormido.
Tú y yo estaremos ahí. Amor… nunca nos separaremos, aunque el cielo se caiga, aunque la marea suba e inunde todo lugar.
Hemos logrado escapar de muchas cosas, tú y yo.
Me creen loco, loco por quererte tanto, pero no lo estoy. Me gusta ver tu mirada fija, tus ojos de un color dulce miel, tus labios rosas, el pelo, tan delicado como hondas en el agua.
¿Te gusta algo de mí? ¡No digas nada! Tal vez no, pero se lo que odias, mis celos, esos malditos celos que transforman mi corazón negro e impuro… ¿qué dices? ¿Qué jamás me engañaras? Lo se, lo se, ahora nadie te vera como lo hacían antes. Ya que ningún asqueroso hombre es digno para verte. Solo yo, solo yo puedo verte, solo yo puedo tocarte, solo yo puedo oler el perfume de tu cabello.
¿Recuerdas aquella noche? Si, lo recuerdas. Era una noche como hoy. Tocaste mi puerta. Yo te esperaba con velas encendidas y música tranquila. Entraste a mi casa, me miraste, pero no dijiste nada. Algo sucedía, tu rostro me mostraba inquietud, me preocupe, ¿Qué te ocurría?
Cenamos, todo un banquete para una princesa como tu. Paso una hora… si una hora lo recuerdo.
Tus ojos me miraron, después te acercaste a mí. Tu mano toco la mía. Luego pronunciaste esas palabras, esas palabras que nunca olvidare.
“Lo siento… lo nuestro no puede seguir, yo amo a otra persona”
Me levanté, los celos llegaron a mí, me transformaron. Te alejaste un poco de mi, pero yo me acerque, luego… luego… ¡yo no quería! ¡Tú me obligaste! Yo no tuve la culpa… te golpeé, caíste en el suelo, llorabas, ya no sentía otro sentimiento que no fuera odio.
Tomaste un florero, me lo lanzaste a la cara. Corriste hacia la cocina… ¡tu querías que hiciera lo que hice! Si no hubieras huido a la calle.
Entre a la cocina, te vi asustada, arrinconada, como un animal temeroso. Pero… no era yo… te lo juro… no era yo
Vi un cuchillo, lo tome, gritaste, suplicaste, entonces…
El sol salio, me encontraba recostado en mi cama, las sabanas que eran blancas se habían teñido de rojo.
¿Qué paso? ¿Dónde estabas? Te busque por toda la casa, pero no estabas allí, solo había sangre por todos lados.
Me vestí y salí a la calle, ¿Dónde estabas? Alguien quería separarnos… pero el destino me ayudó. En mi puerta se encontraba el periódico, lo tomé y vi tu foto en el. ¡OH Isabel! Alguien te había dañado, alguien te mató y te arrojo al rió.
Te encontraron para después enterrarte bajo tierra.
¡No, no puede ser! ¡Prometimos no separarnos! Ni la muerte nos separaría.
Ahora la gente dice que estas bajo tierra, dicen que te pudres… ge, ge, ilusos, no es verdad, tu estas aquí conmigo, en estos momentos te recuestas en mi cama, tus ojos están fijos, la gente no sabe que estas aquí, no sabe que te saque de tu cárcel de tierra, no saben que tu y yo asemos todo juntos… ¡todo! ¡Oh Isabel nunca nos separaremos!
FIN
Autor: Morty
Fuente: escalofrio.com
(QM)